La medida podría redefinir el papel del país como centro de nearshoring y afectar el e-commerce estadounidense.
El gobierno de México elevó a 33,5% los aranceles a las importaciones procedentes de China, medida que ha generado preocupación entre las compañías estadounidenses de comercio electrónico que operan hacia el mercado mexicano. El cambio, vigente desde agosto, reemplazó el arancel anterior del 19% e impuso nuevas exigencias de información fiscal para exportadores e importadores.
El cumplimiento varía según el puerto y el canal de ingreso: algunos agentes aplican el nuevo arancel en su totalidad, mientras otros mantienen exenciones bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para envíos de bajo valor. Los paquetes menores a 50 dólares pueden ingresar sin impuestos, aunque algunas redes de mensajería aplican la tarifa completa si el origen del producto es China.
El ajuste también afecta al programa IMMEX, que permite importar insumos libres de impuestos para manufactura o ensamblaje, y ha impactado con fuerza al sector del calzado, donde los aranceles superan el 25% y existen restricciones por puerto, como en el Aeropuerto de Toluca.
Las nuevas reglas están llevando a varias empresas a reconsiderar el uso de México como centro de distribución y ensamblaje para productos chinos. Algunas marcas optan ahora por despachar directamente desde Estados Unidos para evitar riesgos regulatorios.
A corto plazo, los productos estadounidenses de bajo valor podrían beneficiarse por las exenciones del T-MEC, pero el endurecimiento de los controles podría modificar el papel logístico de México en las cadenas regionales de suministro.
